Poderosa Oracion a San Charbel
La oración
Oh Dios, tú que eres infinitamente santo y glorificado en medio de tus santos, te pedimos que escuches nuestra oración y nos concedas la gracia de amarte y servirte con el ejemplo del santo monje y ermitaño Charbel. Él, inspirado por tu divina sabiduría, vivió y murió en perfecta unión con Jesucristo, renunciando al mundo y triunfando desde su ermita gracias a sus virtudes monásticas de pobreza, obediencia y santidad.
Te imploramos que nos concedas, por la intercesión de San Charbel, la gracia que necesitamos. Como ha sido manifestado a través de sus numerosos milagros y favores, creemos firmemente en el poder de su intercesión y confiamos en que escucharás nuestras peticiones.
Con humildad y confianza, acudimos a ti en busca de tu amor y gracia, sabiendo que eres nuestro refugio y fortaleza en todo momento. Amén.
Advertencia sobre la oración
La devoción a San Charbel ha experimentado un gran crecimiento en todo el mundo en los últimos años, y una de las razones de este fenómeno es la costumbre de llenar su imagen en las iglesias con listones de colores. Sin embargo, es importante recordar que, en realidad, nuestra petición debe dirigirse a Dios, pidiéndole un favor o un milagro por el amor que Él le tiene a este santo maronita.
Es fundamental tener en cuenta que los santos son amigos cercanos de Jesús, y Él es capaz de realizar muchos milagros y favores si los pedimos en su nombre. Como católicos, debemos aprovechar esta gracia que se nos ha dado.
Aunque existen numerosas oraciones a San Charbel, es esencial comprender que todas ellas están dirigidas a Dios, pidiéndole el favor o milagro que necesitamos por intercesión de este gran santo y amigo de Jesús. Por tanto, debemos tener fe y confianza en que Él escuchará nuestras súplicas y nos concederá la gracia que necesitamos.
La vida de San Charbel
La historia de San Charbel, su vida y su devoción son una muestra de la fe y la devoción del pueblo libanés y de todo el mundo. Youssef Antoun Makhlouf nació en Beqakafra, en el norte del Líbano, el 8 de mayo de 1828. Desde niño, mostró una gran inclinación por la oración y la religión, y se dice que con frecuencia se arrodillaba ante una figura de la Virgen María para meditar. A los 23 años, Youssef tomó el hábito y cambió su nombre por el de Charbel. Dos años después, profesó los votos perpetuos como monje en el Monasterio de San Marón en Annaya, Líbano, y fue ordenado sacerdote en 1859.
Charbel vivió en comunidad, pero anhelaba la soledad y la oración. A los 47 años, solicitó permiso para vivir como ermitaño en la ermita de San Pedro y San Pablo, donde comía solo una vez al día y vivía entregado a la oración. Allí vivió hasta los 70 años, cuando falleció. Ya en vida, se le atribuían milagros, como el de encender una lámpara de aceite solo con agua, y se decía que curaba con agua bendita.
Tras su muerte, Charbel fue enterrado en la tumba de la comunidad monacal en el Monasterio de San Marón, pero su cuerpo permaneció incorrupto y transpiraba agua con sangre. Los lugareños se percataron de que una luz salía de su tumba por las noches, y los monjes decidieron abrir la tumba y trasladar su cuerpo a un lugar dentro del monasterio, donde siguió transpirando la sustancia.
En 1925, debido a la constante devoción del pueblo, el Padre Superior de la Orden solicitó al Papa Pío XI la apertura del proceso de beatificación, que ocurrió el 5 de diciembre de 1965 por el Papa Pablo VI. El ermitaño de la montaña libanesa se convirtió en un ejemplo de pobreza, penitencia y ascetismo para el mundo, y su devoción sigue creciendo en todo el mundo hasta el día de hoy.
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