Tres monjas de la congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, que estaban a cargo del asilo de ancianos López Carazo y del colegio Susana López Carazo en la ciudad de Rivas, han sido expulsadas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Después de que el régimen confiscara el monasterio y lo entregara al Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA), se produjo la expulsión de las tres monjas.
Las monjas de la congregación dominica, Rosario Blanco, Isabel Blanco y la hermana Teresa, originaria de El Salvador, recibieron un plazo de 72 horas para abandonar el país, lo que dos de ellas cumplieron cruzando la frontera de Peñas Blancas. Las monjas de nacionalidad costarricense llegaron a Costa Rica y fueron recibidas por familiares y el párroco de La Cruz. La hermana Teresa permanece en Nicaragua, ya que su estado de salud es delicado.
La Diócesis de Tilarán-Liberia, Costa Rica, informó que está dispuesta a brindar cualquier apoyo que requieran las religiosas, sus familiares y/o sus hermanas de esta congregación.
Persecución contra religiosos
El régimen de Ortega ha emprendido una campaña de persecución contra religiosos que ha dejado como resultado la expulsión de varias monjas y la confiscación de sus propiedades. Además, la dictadura también expulsó del país al sacerdote panameño Donancio Alarcón.
La expulsión de las monjas dominicas ocurre un día después de la confiscación del monasterio de las monjas trapenses en San Pedro de Lóvago, Chontales. Las monjas trapenses abandonaron Nicaragua después de 22 años de presencia en el país y entregaron el convento, monasterio y los bienes e inmuebles a la Diócesis de Juigalpa.
Esta represión contra los religiosos y la confiscación de propiedades demuestran la falta de respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales por parte del régimen de Ortega y Murillo.
Hace unos días denuncíabamos los problemas en Nicaragua durante la Semana Santa, a continuación les dejo el enlace:
