San Juan Crisóstomo: Ser levadura
El Señor propone la parábola de la levadura. «Lo mismo que la levadura comunica su fuerza invisible a toda la masa, también la fuerza del Evangelio transformará el mundo entero gracias al ministerio de mis apóstoles… No me digas: “¿Qué podemos hacer, nosotros doce miserables pecadores, frente al mundo entero?” Precisamente ésta es la enorme diferencia entre causa y efecto, la victoria de un puñado de hombres frente a la multitud, que demostrará el esplendor de vuestro poder. ¿No es enterrando la levadura en la masa, ‘escondiéndola’, lo que según el Evangelio, transforma toda la masa? Así, también vosotros, apóstoles míos, mezclándoos con la masa de los pueblos, es como la penetraréis de vuestro espíritu y como triunfaréis sobre vuestros adversarios.
La levadura, desapareciendo en la masa, no pierde su fuerza; al contrario, cambia la naturaleza de toda la masa. De la misma manera, vuestra predicación cambiará a todos los pueblos. Por tanto, confiad «… Es Cristo el que da fuerza a esta levadura…» No le reprochéis, pues, el reducido número de sus discípulos: es la fuerza del mensaje lo que es grande… Basta una chispa para convertir en un incendio algunos pedazos de bosque seco, que rápidamente inflamarán a su alrededor todo el bosque verde.
San Juan Crisóstomo.
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