Santa Teresa de los Andes: La alegría
Por cierto es uno de los rasgos más visibles de la santidad de Teresa. Ella había entendido que «Dios es alegría infinita». Juanita sentía esta alegría de Dios en su corazón y la irradiaba en su rostro y en sus cartas. La alegría de Teresa no fue fácil o superficial. Era el fruto de su amor por Dios, de su don total a Cristo, de la generosidad con la que ella cumplió la voluntad de Dios y cooperó con la gracia de Dios para purificar su corazón de la soberbia y del egoísmo. Así, Teresa permitió a la alegría de Dios desbordar en su corazón.
• «¿Quién puede hacerme más feliz que Dios? En El todo lo encuentro» (Carta 81).
• «Soy feliz y jamás dejaré de serlo, porque pertenezco a mi Dios. En El encuentro a cada momento mi cielo y un amor eterno e inmutable. Nada más deseo que a El. A nadie más amo que a El. Y este amor va creciendo en mi alma, a medida que me voy introduciendo en su seno divino de amor y perfecciones adorables.» (Carta 148).
• «Soy tan feliz como ya es imposible imaginar. Es una paz, una alegría tan íntima la que experimento, que me digo que si vieran esta felicidad los del mundo, todos correrían a encerrarse en los conventos» (Carta 133).
• «Soy feliz; pero la criatura más feliz del mundo. Dios es alegría infinita» (Carta 101).
• «Soy la persona más dichosa. No deseo ya nada, porque mi ser entero está saciado con el Dios-Amor» (Carta 110).
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