Frase: Por los siete varones apostólicos son conocidos siete clérigos cristianos ordenados en Roma por los apóstoles (discípulos del apóstol Santiago el Mayor pero designados por San Pablo y San Pedro) que marcharon a Hispania a evangelizar: Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio o Isicio.
Hoy la Iglesia recuerda a San Torcuato y los 7 varones apostólicos. Estos hombres eran cristianos que fueron ordenados en Roma por los apóstoles para que marcharan a Hispania a evangelizar. Debemos considerar de nuevo la importancia de la misión en nuestra vida. Debemos ser misioneros, debemos dar a conocer la Buena Noticia del Evangelio en todo el mundo, pero podemos empezar por nuestro pueblo o ciudad. Tenemos muchas formas de ser misioneros, por ejemplo: Ser catequistas en nuestra parroquia, podríamos ayudar en la parroquia para preparar a los niños a la primera comunión, o para preparar a los jóvenes para la confirmación. Otra forma que tenemos de ser misioneros es ayudar en la distribución de alimentos a los más necesitado, y predicarles el Evangelio a todos los que nos quieran escuchar. Podríamos ir a nuestra parroquia y ponernos al servicio de nuestro párroco para los servicios misioneros que la parroquia precise. También podemos asistir con algún movimiento de Iglesia para ayudarles en su labor de misionar en nuestro pueblo o ciudad. Que es el ejemplo de los varones apostólico que obedeciendo a los apóstoles lo dejaron todo para ir a España a predicar el Evangelio, nos mueva a convertirnos en misioneros. Y hasta aquí la reflexión de hoy, mañana no te pierdas la reflexión con San Juan Nepomuceno.
Oración a San Torcuato:
¡Oh glorioso San Torcuato, celestial patrono de esta Ciudad, y Padre nuestro amantísimo! Dignaos aceptar estos cultos que en vuestro nombre ofrecemos a Dios, dándole rendidas gracias porque os eligió para el Apostolado, os santificó y destinó en su infinita misericordia a evangelizar estas regiones y a sacar a nuestros padres de los errores del paganismo, iluminándolos con la luz bendita de la fe que de ellos hemos recibido. Humildemente os suplicamos, ¡oh protector nuestro!, que conservéis y acrecentéis de día en día la fe que predicaste al pueblo Accitano, para que practicando los divinos mandatos merezcamos, después del destierro de esta vida, estar con Vos en los Cielos.
Amén
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