• 12/12/2024

Sermón de San Alberto Magno, evangelio de San Mateo 18,1-5.10.

Sermón de San Alberto Magno en la fiesta de San Miguel:

Sermón para la fiesta de San Miguel (Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.)

“Sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.”

“Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en el cielo contemplan sin cesar el rostro de mi Padre celestial.” Con estas palabras Cristo nos ha dicho más o menos lo siguiente: Estad atentos, cuidado con despreciar a los hombres sencillos, pobres y débiles. Yo los tengo en muy gran estima, hasta tal punto que, para guardarlos de todo mal, he puesto mis ángeles a su servicio. Y ¡qué ángeles! No penséis que se puedan comparar con simples “pinches de cocina”. No, son igual a los oficiales de mi palacio, porque “contemplan sin cesar el rostro de mi Padre celestial.” … 

Los ángeles contemplan el rostro de Dios por varias razones. La primera, porque ellos ofrecen y presentan a Dios las buenas obras de los hombres. De ellos tenemos un testimonio en las palabras que Rafael dirige a Tobías: “He presentado tu oración al Señor.” (cf Tb 12,12) También leemos en el Apocalipsis: “Otro ángel vino y se colocó junto al altar con un incensario de oro. Le dieron gran cantidad de perfumes para que, junto con las oraciones de todos los santos, los ofreciera sobre el altar de oro que está delante del trono.” (Ap 8,3) Fijémonos que el altar es el corazón del hombre fiel a Dios. Delante de este altar están los ángeles. Su incensario representa los sentimientos de alegría con los que recogen los pensamientos, las oraciones, las palabras y las acciones de los hombres, para ofrecerlos, encendidos en el fuego de la caridad, sobre el altar de oro que se encuentra delante del trono de Dios. Y la ofrenda sube hasta el Hijo que está en el seno del Padre. Por consiguiente, sería bueno que tuviéramos siempre algún don para depositar en el incensario de los ángeles.

De los escritos de San Alberto Magno.

 

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