Vandalismo en la Iglesia Histórica de Barcelona por Parte de Arran, Juventudes de la CUP
En un reciente acto de vandalismo que ha suscitado gran polémica, la iglesia de Sant Joan Baptista de Gràcia, un importante templo histórico de Barcelona, ha sido el blanco de las juventudes de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Este grupo decidió pintar varias proclamas en la fachada de la iglesia, ubicada en el céntrico barrio de Gràcia de la capital catalana. La iglesia, construida alrededor de 1868, está declarada como Bien Cultural de Interés Local.
La acción de Arran consistió en una pintada con grafiti en el lateral de la puerta principal del templo, con el mensaje: «Patriarcat i capital, aliança criminal. Arran Gràcia». Esta conducta muestra una desconsideración total hacia el valor histórico y cultural que representa este templo para la comunidad.
La acción vandálica de Arran ha sido denunciada por el Doctor en Economía por la Universidad de Barcelona, Bernat Mallén. En sus redes sociales, Mallén expresó su frustración, asegurando que no es la primera vez que sucede algo similar y que «continuamente y con total impunidad debemos soportar cómo Arran vandaliza nuestro patrimonio».
Esta denuncia ha generado una ola de indignación entre muchos usuarios en las redes sociales. Comentarios como «Multa escandalosa cada vez que ensucian un bien cultural y esto se acabará», «No tienen valor de hacerlo en una mezquita subvencionada misógina, homófoba y contra los valores occidentales» y «Vivo al lado de Sant Joan de Gràcia y veo con pena y de manera muy habitual estos actos vandálicos», reflejan el sentir de la comunidad afectada.
Otros usuarios han interpelado a los Mossos d’Esquadra y al consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, preguntando si estas pintadas no deberían tener algún castigo. Mensajes como «¿Piensan hacer algo?», «esto es un delito, ¿actuarán de oficio?», «deberían pagar las consecuencias», son algunos de los que se pueden leer en la publicación que denunciaba las pintadas hechas por Arran.
Este acto de vandalismo no solo atenta contra un edificio religioso de significativa importancia histórica, sino que también plantea serias cuestiones sobre el respeto al patrimonio cultural y religioso, la libertad de expresión y el límite entre protesta y desorden público. La comunidad espera una respuesta adecuada de las autoridades para prevenir futuros actos de esta naturaleza.
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