• 08/02/2025

Venga a nosotros tu Reino

Venga a nosotros tu Reino

Las palabras empobrecen el artículo. Busco con ellas expresar algo divino y no obstante lo pueda hacer más o menos bien sigo siendo limitado. Aunque fuera muy elocuente -que no lo soy-, expresar algo que no viene de este mundo supone una tarea complicada.

Mi procedimiento es que antes de empezar me encomiendo a Dios para que cada palabra tome su sentido y pueda llegar a expresar aquello que habita el corazón. Muchas veces veo cómo la fluidez se configura en el texto. Cuando termino no me queda otra que dar gracias a Dios por tener la delicadeza de ayudarme.

Algunos santos hablan de cómo éste o aquél o ellos mismos “salieron del siglo”. Esta expresión que ahora no usaríamos, me sirve para dejar claro desde mi punto de vista que el que sale del siglo vive una realidad que no es otra que la de Dios.

Este individuo que ha salido del siglo está por gracia de Dios viviendo en el Reino. Este Reino mismo que pedimos en el Padrenuestro cuando decimos: “Venga a nosotros tu Reino”. (Mt 6,7-15)

A lo largo de la historia, desde el nacimiento de nuestro Señor, muchos han politizado este Reino creyendo que sería algo que podríamos vivir materializado en la sociedad, es decir, que todos viviríamos en un reino de paz y armonía instaurado por Dios. Esto es imposible, mientras los demonios anden tentando a los hombres. El hombre en su debilidad puede libremente escoger el si o el no a la tentación. Si escoge hacer el mal el Reino no está establecido en el mundo y en la humanidad. Pero cuando Jesús vuelva esto se convertirá en una realidad.

De vez en cuando Dios saca del siglo a un hombre o una mujer para mostrar a los otros que se puede vivir de la gracia del Reino y con ello en una realidad más perfecta: la de caminar santamente de la mano del Creador.

Hay que dejar claro que el que ha salido del siglo no usa nada de lo que hay en el mundo. Para él todo aquello que lo aleja de Dios lo barre de su corazón, lo destierra, buscando la unión perfecta con el Todo. Quitados todos los apegos a las cosas si le llega la necesidad de usar algo del mundo lo hace… pero no hay en él deseo alguno sino más bien todo su deseo está enfocado a Dios y ante sus ojos no hay nada más que luz. Quitados los apegos se encuentra libre para actuar al modo del Reino, al modo de Jesús, con Él y por Él hace y vive. No libre del pecado, obviamente sigue siendo un pecador al que el demonio persigue para tentar pero vive unido a aquél que todo lo puede y totalmente abandonado,  confiado en los brazos de Aquél al que se unió.

Si éste puede vivir en la realidad del Reino otros podrían también. Sólo hay que desterrar del corazón todas aquellas cosas que no son Dios ni nos llevan a Él. Este es un proceso lento pero una vez se empieza con la gracia de Dios nadie puede pararlo.

El que así vive verá que hay dos realidades: la del mundo y la de Dios y que éstas están totalmente opuestas. Sólo el que viva totalmente desapegado del mundo podrá ver que el Reino está aquí, que se puede vivir en él sin vivir en el otro y que por estar físicamente en el mundo no significa que estemos en él.

Así pues, el Reino está en medio de nosotros. Día llegará en que éste será instaurado por Cristo, pero por ahora nos toca luchar contra ejércitos invisibles que nos quieren alejar del Reino de Dios.

El camino al Reino es la oración. Si un día dejas la oración caes en picado al mundo de los hombres y al oscuro pozo de los pecados.

(Imagen de Gustave Doré)

Sobre el autor de este artículo: Me llamo Marc y soy el creador del canal del Sagrado Corazón de Jesús que puedes visitar ahora aqui.

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