Violencia Inaudita: Acusaciones contra Rupnik por Romper Dedo a Ex Religiosa
Introducción: Un Relato Estremecedor
El caso del P. Ivan Marko Rupnik, expulsado de los jesuitas e investigado por el Vaticano, se ve agravado por un nuevo y desgarrador testimonio de una presunta víctima. Esta ex religiosa de la Comunidad Loyola, cofundada por Rupnik en Eslovenia, relata una experiencia de abuso físico y psicológico que sigue el mismo patrón de acusaciones anteriores.
«Me Rompió el Dedo»: Violencia Física Revelada
La víctima, cuya identidad se preserva, narra un episodio de violencia física directa: «Rupnik me agarró las manos y presionó con gran fuerza hasta romperme el dedo índice». Este acto, descrito durante un encuentro en el Centro Aletti, donde Rupnik tenía su estudio de arte y teología, evidencia un comportamiento abusivo y controlador.
La Ausencia de Libertad y el Abuso Espiritual
La ex religiosa también destaca la falta de libertad dentro de la comunidad, siendo forzada a confesar con Rupnik, y cómo este controlaba y manipulaba las situaciones, incluso llegando a cerrar la habitación durante la confesión.
Ruptura y Continuidad del Abuso
Tras la disolución de la Comunidad Loyola en 1993 y la subsiguiente fundación del Centro Aletti en Roma, las acusaciones de abuso no solo se mantienen sino que se intensifican. Las declaraciones indican que Rupnik continuó con conductas abusivas, incluyendo abuso sexual y psicológico.
Otras Voces Se Alzan
Además del testimonio más reciente, varias religiosas han denunciado abusos por parte de Rupnik en los últimos años, describiendo un patrón de «obsesión sexual» y «abuso de conciencia».
El Proceso Canónico y las Acciones del Vaticano
El Papa Francisco ha reabierto el caso de Rupnik, mostrando un compromiso con la justicia y la verdad. El levantamiento de la prescripción por parte del Dicasterio para la Doctrina de la Fe abre la puerta a un nuevo proceso canónico.
Conclusiones y Perspectivas Futuras
El caso de Ivan Marko Rupnik es un recordatorio doloroso de la necesidad de justicia y transparencia dentro de la Iglesia. A medida que emergen nuevos testimonios, la comunidad católica espera que se haga justicia y que las voces de las víctimas sean escuchadas y atendidas. La intervención del Vaticano y la reapertura del caso son pasos cruciales en el camino hacia la sanación y la reconciliación.
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