• 03/12/2024

Visiones de la vida de San Joaquín y Santa Ana (Beata Ana Catalina Emmerick)

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Visiones de la vida de San Joaquín y Santa Ana (Beata Ana Catalina Emmerick)

Según las revelaciones de la Beata Ana Catalina Emmerick, la vida de San Joaquín y Santa Ana se destaca por su profunda conexión con las profecías y su devoción a Dios. Ana, guiada por el anciano Arcos, se casó con Joaquín, a pesar de que lo tradicional era casarse con un levita de la tribu de Aarón. Esta unión tenía un propósito divino, ya que su hija María, sería descendiente de la tribu de David, como lo demandaban las antiguas profecías mesiánicas.

Joaquín, un hombre modesto y apacible, era pariente de San José, el padre terrenal de Jesús. Junto a Ana, compartían un anhelo inexplicable del Mesías y un profundo sentido de seriedad en su actitud. Aunque pocas veces se les veía reír, no eran tristes, sino que irradiaban una serenidad que demostraba su profunda fe y confianza en Dios. Desde una edad temprana, ya llevaban consigo la sabiduría y la madurez de los ancianos.

La ceremonia de su matrimonio fue sencilla, como era común en aquellos tiempos. Los novios se hablaban en un lugar apartado, y luego presentaban sus intenciones y condiciones a los padres, quienes, tras una conversación con el sacerdote, daban su aprobación para que el matrimonio se llevase a cabo. Así, Joaquín y Ana unieron sus vidas en una unión bendecida por Dios.

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La vida de Joaquín y Ana transcurrió en la casa de Eliud, padre de Ana, en Séforis. Aunque modesta, su hogar era el más grande y notorio de un grupo de casas. Sus padres eran ricos, tenían ganado, hermosos tapices y servidores, pero vivían con sencillez y caridad. Eran personas piadosas, reservadas y rectas en sus acciones. A menudo dividían su ganado en tres partes: una para el templo, otra para los pobres y parientes necesitados, y la tercera para sus propias necesidades. Sorprendentemente, al dar con generosidad, su riqueza parecía multiplicarse, lo que los llenaba de gratitud y confianza en la providencia divina.

En las reuniones familiares, que se caracterizaban por la conversación sobre Dios y sus promesas, Joaquín y Ana compartían su fe y esperanza con sus parientes. A pesar de la presencia ocasional de individuos menos piadosos, seguían siendo generosos y compasivos con ellos. Incluso con aquellos que no agradecían sus gestos, nunca dejaban de ofrecer su ayuda y obsequios, como ovejas, a los pobres.

La devoción de Joaquín y Ana a Dios y su vida de fe dejaron una profunda impresión en su hogar, especialmente en la educación de su hija María. La Beata Ana Catalina Emmerick resalta cómo ambos abuelos jugaron un papel fundamental en el crecimiento espiritual de la Virgen María. Fue en este hogar lleno de amor, fe y caridad donde María creció acompañada de amor y fe, aprendiendo a escuchar al Señor y seguir su voluntad.

El legado de San Joaquín y Santa Ana trasciende los límites del tiempo y continúa inspirando a los cristianos de todas las épocas. Su vida de devoción y santidad, su generosidad y confianza en Dios, nos desafían a vivir de manera similar, buscando siempre la voluntad de Dios y compartiendo con amor y caridad con los demás.

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