El lenguaje inclusivo está de moda, igual que está de modo el no saber leer, escribir y hablar. Si señores, no está de moda haber leído un libro algo sesudo en la vida. No está de moda pensar, lo que está de moda es repetir, como repiten los loros, y como repiten los teleespectadores, porque repetir es más fácil que pensar, y en general esta de moda la cultura del no esfuerzo, del ir tirando, y a esta cultura parece que se está metiendo aquella famosa institución, cuyo lema reza así: «limpia, fija y da esplendor».
Pero, ¿Porqué la Real Academia Española entra en estos asuntos de moda como es el lenguaje inclusivo? Parece que es lo que dicta el poder político, la tiranía política que gobierna nuestro país. Esta es la mayor de las tiranías, aquella que no te permite ni siquiera pensar, ni siquiera hablar. Hasta estos puntos llega la democracia atea española, hasta estos puntos quiere controlar a los ciudadanos. La política actual quiere hablar de todo y legislarlo todo, de cualquier cosa quiere hacer una ley. La ley parece que se ha convertido en omnipresente. Tiranía tan grande no ha conocido nunca la humanidad.
Pero es normal, cuando se abandona todo lo de arriba, uno se esclaviza con todo lo de abajo. Cuando uno se olvida de Dios y su Ley, se esclaviza con el Gobierno y su Ley. Hemos cambiado el abrazo paternal de Dios, por el azote legislativo de un Gobierno, que por medio de la Ley quiere estar presente en todas las realidades humanas, para poder controlar al hombre, no ya en lo que hace, sino incluso en lo que dice y piensa. Anhelábamos libertad para hacer lo que queríamos, y no nos dábamos cuenta que libertad era lo que teníamos. En ocasiones se dice aquello de «no sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes», pero ni eso se puede decir ahora, porque nos han quitado, o nos quieren quitar, la capacidad de darnos cuenta de las cosas, la capacidad de pensar.
Y si alguno hay que, por gracia de Dios, sea capaz de salir de ese sin sentido quijotesco en el que nos han metido estos políticos, entonces el lenguaje manipulado, el lenguaje inclusivo y libertario sale al encuentro de ese «loco», con palabras y frases hechas que desacreditan al sujeto, y recuerdan a los teleespectadores que es malo, que es lo peor, que no es «demócrata», que es un «fascista», que es «españolista», que es «ultracatólico», que es un sinfín de tonterías, que antaño hubieran hecho reír a cualquier niño, pero que ahora parecen engañar a los más ancianos y formados.
Lenguaje inclusivo, para excluir el pensamiento serio. Lenguaje tolerante, para tolerarlo todo menos la verdad. Lenguaje de borregos que andan esclavos en esta vida pensando que son libres, cuando grilletes llevan en el alma, lenguaje de necios que nunca sabrán que son títeres del pensamiento colectivo, lenguaje sencillo para que todos entiendan, sin necesidad de esforzarse y pensar, porque el esfuerzo en lo intelectual hace a hombres libres, y la libertad debe ser solamente una ilusión. En este mundo vivimos en un mundo inclusivo. Solo nos queda acabar con una oración: …»Y libranos del maligno» lenguaje inclusivo.
Marcos Vera Pérez
Y líbranos del maligno lenguaje inclusivo https://t.co/nYSsHyrsUf via @productoratekto
— Marcos Vera Pérez (@MarcosVeraPrez1) July 15, 2018